
El Caserío comparte su éxito con la afición y el alcalde califica este logro «como un sueño»
La familia del Balonmano Caserío compartió ayer en la Plaza Mayor su alegría por el ascenso a la Liga Asobal. 14 años después la ciudad vuelve a tener un hueco en el selecto grupo de 16 conjuntos que integran la máxima categoría, un motivo de celebración al que se sumaron unas 1.000 personas en el corazón de la ciudad.
Directiva, cuerpo técnico y plantilla fueron recibidos primeros por la Corporación municipal, encabezada por su alcalde, Francisco Cañizares, que no dudó en calificar este éxito «como un sueño que trasciende lo deportivo»-
El primer edil recalcó que este club «ha hecho realidad el sueño de mucha gente», por lo que mostró su agradecimiento, recordando que sus protagonistas ya forman parte de la historia de la ciudad. Cañizares hizo un guiño a la historia y se acordó del ascenso logrado por el Caserío Vigón en 1992, afirmando que en aquel caso y en el actual esos ascensos son fruto de «una vocación de servicio extraordinaria. Por eso la gente llenó el pabellón y muchos lloraron con el ascenso. La gente os recordará por esto».
Un ascenso que hace ciudad – Foto: Tomás Fernández de MoyaJulián Amores, presidente del Caserío, agradeció al Ayuntamiento por este recibimiento, así como por su apoyo durante toda la temporada y, en especial, en esta fase de ascenso. Tuvo palabras de gratitud también hacia todas las personas que han formado parte del club en algún momento y dejó claro que tras este éxito «nuestra responsabilidad es seguir».
El técnico del equipo, Santi Urdiales, quiso hacer una reflexión: «Somos un club muy joven que está viviendo cosas importantes muy rápido. Somos un árbol que está creciendo, pero con un tronco fino». Por ello, pidió que «todo el mundo nos ayude. La gente que se abone, las empresas que se hagan patrocinadoras y que las instituciones apoyen porque todos juntos tenemos un proyecto muy bonito», indicó el santanderino, que admitió emocionarse viendo a los niños de la ciudad vestidos de amarillo.
El capitán, Pablo Campanario, aseguró que el sentimiento del Caserío ha calado hondo en la ciudad fruto del trabajo de muchos años», como así pudieron comprobar pocos minutos después, cuando presentados por el maestro de ceremonias, Chechu Aranda, fueron subiendo uno a uno al escenario, ovacionados por la afición.
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No faltaron los cánticos y bromas porque este equipo y esta ciudad es ya de Asobal, con todo lo que eso supone para un lugar de La Mancha donde el balonmano es casi una religión.