Mario Blanco y Brian Negrete, juntos hasta el final

03 / 06 / 2022

Los dos jugadores deciden poner fin a sus carreras deportivas por razones diferentes tras llevar al BM Caserío hasta la División de Honor Plata

Lo vivido en Lalín son de esas experiencias que no olvidan jamás ni un club ni sus miembros. Pero este ascenso del Caserío a Plata se quedará especialmente grabado en la memoria de dos hombres que, aunque jóvenes, han decidido optar por su retirada. Brian Negrete, de 27 años, cree que es el momento de dedicarle más tiempo a sus relaciones personales y trasladará su residencia a Barcelona, mientras que Mario Blanco, de 28, acepta con resignación el mandato de las dos hernias discales que aparecieron en su espalda. Los dos han dicho ‘hasta aquí’, y lo han hecho  juntos y subiendo a su equipo a la segunda categoría nacional, como ya lo hicieron hace siete años con el Alarcos. Mario y Brian, amigos desde la infancia, escenificaban este final de trayecto con una simpática foto tras su último entrenamiento en Ciudad Real, con sus zapatillas colgando de las redes de una de las portería del pabellón Puerta de Santa María.

La decisión de Brian ha estado muy meditada y parece a prueba de presiones. Le han pedido que siga jugando, aunque sea en Barcelona, donde va a vivir con su pareja, pero «al 90% puedo asegurar que hasta aquí hemos llegado». «El fallecimiento de mi madre lo cambió todo, vi las cosas desde otra perspectiva. Seguro que echaré de menos el balonmano, pero creo que ya ha llegado el momento de dedicarme más tiempo a mí, a mi novia, poder disfrutar de los fines de semana…», razona el internacional británico y también ex del Villa de Aranda en Asobal, que no solo justifica el qué sino el cuándo: «Qué mejor que ahora, dejando a mis dos equipos en Plata». Eso sí, no olvida el disgusto personal de cuando fue silbado por algún aficionado rival cuando se enfrentó al Alarcos el pasado verano.

Menos lo tuvo que pensar Mario, cuando el 28 de noviembre se agachó a coger un balón y acabó en urgencias a punto de pasar por el quirófano esa misma noche. Su retirada es «agridulce», feliz por haber disfrutado del ascenso del Caserío, «un equipazo y un grupo humano estupendo», pero dolido, en todos los sentidos, por dejar el balonmano por una peligrosa lesión incompatible con la práctica deportiva. El portero, que también pasó por el BM Bolaños, hace balance y se queda con este fin de temporada con el Caserío y con la fase de ascenso a Asobal disputada con el Alarcos en Irún «delante de 3.000 personas».

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